Los casos de obesidad infantil han comenzado a aumentar en la sociedad, pero aún queda mucho por hacer. Ponerle fin a esta «pandemia» requiere tiempo, compromiso y paciencia por parte de los progenitores.
Algunos padres justifican una alimentación poco saludable en el aumento del costo de la cesta de la compra. Sin embargo, esta no puede ser una excusa válida. Con tan solo una hora al día —o incluso menos— dedicada a cocinar en casa, se podrían ofrecer a los hijos comidas más nutritivas. Es cuestión de priorizar el bienestar familiar sobre el tiempo que pasamos frente al televisor o en redes sociales.
Muchos alimentos procesados pueden prepararse en casa de manera sencilla y, sobre todo, más saludable.
Es fundamental tomar conciencia de que criar hijos implica una gran responsabilidad. Ellos son lo más valioso que tenemos, y proteger su salud debe ser una prioridad. La obesidad infantil es un problema serio que aún muchos no terminan de comprender en toda su magnitud.
Recordemos siempre: alimentación equilibrada + actividad física = salud física y mental.


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